La perseverancia y la ciencia de la resistencia: la aplicación de los principios bíblicos durante las pruebas. El estudio científico de la resistencia muestra cómo aumentar nuestras posibilidades de recuperarnos de los desafíos. Estos principios están relacionados con la perseverancia bíblica.
Durante unas pocas semanas, hace muchos años, leí dos historias con gran contraste. Uno de ellos se refería a un prometedor jugador de fútbol americano de la escuela secundaria que se fracturó el cuello durante un forcejeo y quedó paralizado del pecho hacia abajo. Después de varios años, se suicidó.
La otra historia fue acerca de un niño que sufrió una fractura de cuello en un accidente durante la infancia y que quedó paralizado del cuello para abajo. En su último año en la escuela secundaria, este joven se había convertido en un artista consumado pintando con una brocha en los dientes.
Uno progresó a pesar de una discapacidad aparentemente imposible de superar, mientras que el otro se sumió en una profunda depresión y se quitó la vida. ¿Por qué la diferencia? ¿Por qué algunos tienen la resistencia, o perseverancia, para recuperarse de circunstancias abrumadoras mientras que otros no? ¿La resistencia es algo con lo que se nace o es una habilidad que hay que desarrollar?
Estas preguntas empezaron a atraer seriamente la atención de los científicos después de la Segunda Guerra Mundial. Algunos individuos se recuperaron de sus horribles experiencias durante la guerra, mientras que otros nunca pudieron recuperarse del trauma y no pudieron llevar una vida productiva. Mucho se ha aprendido desde esos días, y los resultados fueron resumidos en un artículo en la revista Time (“Bounce Back” [Recuperarse] 1 de junio de 2015).
El término resistencia, tal como se usa en el artículo de la revista, es la capacidad de recuperarse y continuar con las actividades de la vida sin importar los problemas y obstáculos encontrados. Del mismo modo, la perseverancia es la capacidad de persistir en las actividades de la vida a pesar de las dificultades y los obstáculos. La diferencia entre las dos palabras es más de tono. La resistencia sugiere un enfoque más optimista de los problemas, mientras que la perseverancia sugiere una persistencia más tenaz.
Puesto que el uso de la perseverancia de la Biblia se asocia generalmente con el optimismo para alcanzar la meta a largo plazo, son esencialmente los mismos en el contexto de los estudios científicos. Los términos se utilizarán indistintamente aquí.
¿Es la ciencia de la resistencia consecuente con la Biblia?
Una conclusión importante de los estudios científicos es que la resistencia o perseverancia es una habilidad que se puede aprender por medio del entrenamiento. El artículo de Time enumeró 10 “consejos de expertos” para desarrollar la habilidad de la resistencia. Analicemos estos consejos y veamos cómo cada uno se correlaciona con las enseñanzas bíblicas fundamentales.
1. Desarrollar un conjunto básico de creencias que no puedan ser sacudidas por nada.
Los estudios científicos han demostrado que una característica de los resistentes es un fuerte sentido del bien y del mal. Además de identificar los valores fundamentales, los expertos recomiendan que evalúe regularmente qué tan bien está viviendo de acuerdo a sus valores (autoexamen) y que se esfuerce por alcanzar estándares más altos (crecimiento).
Este entendimiento está de acuerdo con la Biblia. Sin embargo, la Biblia va un paso más allá al enfatizar no sólo cualquier valor fundamental sino los valores correctos. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). En otras palabras, probar que la Biblia es la Palabra de Dios y vivirla. Cuanto más de cerca se siguen los valores fundamentales de Dios, mayor es la resistencia.
2. Trate de encontrarle sentido a cualquier cosa estresante o traumática que haya ocurrido.
En los últimos años, los científicos han llevado a cabo una serie de estudios relacionados con el trastorno de estrés postraumático (TEPT), un trastorno relacionado con la resistencia. Un tratamiento eficaz ha sido dirigir a los pacientes hacia el servicio de los demás, en particular con los que tienen el TEPT. Al centrarse en ayudar a los demás, han podido encontrar una ayuda para su propia recuperación y le han hallado sentido a su propio sufrimiento. Aquí hay otro ejemplo de un principio bíblico fundamental: dar a los demás.
En un sentido más amplio, nuestras pruebas sirven como un programa de entrenamiento para ayudarnos a ver nuestras debilidades y crecer. La experiencia de Job es un excelente ejemplo (Santiago 5:11). David lo expresó bien: “Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza. Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia” (Salmos 66:10-12, énfasis añadido).
Pedro reconoció que la resistencia era uno de los factores que estaba estrechamente relacionado con el crecimiento: “vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:5-8).
3. Trate de mantener una perspectiva positiva.
Los científicos han encontrado una correlación entre la idea de entender que las pruebas pueden tener un significado y un ingrediente clave de la resistencia —el optimismo.
Sin embargo, se requiere un tipo especial de optimismo. Los optimistas resistentes rara vez ignoran lo negativo; aprenden de ello y cambian. Es una forma de lo que conocemos como autoexamen y arrepentimiento. Por otra parte, los optimistas poco realistas tienden a sobreestimar su capacidad, subestimar su riesgo y prepararse de una manera errónea. El orgullo controla su vida, y no ven el cambio como algo necesario.
Sabemos que las pruebas vendrán (1 Pedro 4:12-13). Entendemos que si bien existe algo llamado el tiempo y el azar (Eclesiastés 9:11), la mayoría de nuestros problemas deben llevarnos a una autoevaluación y al crecimiento. En la Biblia, un término más adecuado que el optimismo es esperanza. Romanos 5:1-5 resume la plenitud de la esperanza.
Aquí la Biblia toma un camino diferente al de los expertos. Mientras que los expertos sugieren que el optimismo lleva a la resistencia, Dios sugiere una interacción más acoplada que funciona en ambas direcciones. “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;” (Romanos 5:3-4). Aquí vemos que la perseverancia (resistencia) lleva a la esperanza (optimismo).
Sin embargo, en Romanos 8:25 vemos lo contrario. “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. Aquí la Escritura indica que la esperanza lleva a la resistencia. ¿Una contradicción? No, sino más bien una indicación de que la esperanza y la resistencia se refuerzan mutuamente e indistintamente a medida que aprendemos y crecemos.
4. Siga las indicaciones de alguien que sea especialmente resistente.
En otras palabras, siga los ejemplos de otros que tuvieron éxito con perseverancia. Ése es un excelente consejo siempre y cuando usted elija los ejemplos correctos, de los cuales Dios ha provisto muchos.
Dios va un paso más allá y nos pide que aprendamos también de los ejemplos de los que fracasaron (1 Corintios 10:6-11).
5. No huya de las cosas que lo asustan; enfréntelas.
Los científicos han descubierto que los resistentes tienden a enfrentar sus problemas en lugar de huir de ellos —y no sólo de las grandes cosas. La manera en que usted lidia con los problemas pequeños es un gran indicador de cómo va a lidiar con los grandes. En esencia, tratar con sus problemas diarios proporciona entrenamiento para cuando el “grande” aparezca (Lucas 16:10).
Este concepto es congruente con la forma en que Dios espera que no sólo nos examinemos a nosotros mismos y enfrentemos nuestros pecados (2 Corintios 13:5), sino que aprendamos de ellos y cambiemos, nos arrepintamos y crezcamos (2 Pedro 3:18). Cada prueba que se supera es un entrenamiento para el siguiente desafío por medio del autoexamen, el arrepentimiento y el cambio.
6. Busque apoyo rápidamente cuando las cosas se pongan caóticas.
Dios ha establecido un sistema de apoyo dual para nosotros. Primero, Él nos provee acceso directo a Él por medio de la oración. En segundo lugar, nos da el apoyo de la Iglesia por medio de las relaciones individuales y de las oraciones de los hermanos.
Los científicos ahora usan la resonancia magnética funcional para rastrear cosas como la actividad neuronal cerebral y el flujo sanguíneo. Por ejemplo, las emociones asociadas con el rechazo, la soledad y la preocupación por el pasado o el futuro activan las mismas vías neurales que el miedo. Sin embargo, aquellos que han desarrollado el hábito de buscar apoyo están entrenando otras vías neurales que no refuerzan los circuitos del miedo. Con el tiempo, estas nuevas vías pueden convertirse en la respuesta habitual al estrés, lo que resulta en menos miedo y más resistencia.
Dios ha establecido un sistema de apoyo dual para nosotros. Primero, Él nos provee acceso directo a Él por medio de la oración. En segundo lugar, nos da el apoyo de la Iglesia por medio de las relaciones individuales y de las oraciones de los hermanos. Cuando alcanzamos algo por medio de la oración esto puede ayudar a entrenar nuestros cerebros a reaccionar de una manera más tranquila al estrés, creando más resistencia —una renovación de la mente (Romanos 12:2).
7. Aprenda cosas nuevas tan a menudo como pueda.
Los estudios muestran que involucrar a la mente en el aprendizaje, además de meditar acerca de este conocimiento, aumenta la resistencia a través de la renovación de la mente.
Esta idea encaja perfectamente con la exhortación bíblica de estudiar y meditar.
8. No se castigue ni se aflija por el pasado.
Hace algunos años hablé acerca del tema del perdón. Un punto del cual hablé fue que algunas personas pueden no querer tu perdón y que no les importe si los perdonas o no. Sin embargo, puede ser importante que perdones para que puedas seguir adelante con tu vida.
Después, alguien que no conocía y que había estado divorciado durante unos años, se acercó a mí. Dijo que no podía perdonar a su ex esposa y que se justificaba diciendo que ella no había pedido perdón. Su enojo y dolor fueron muy obvios a lo largo de la conversación. Claramente no había seguido adelante y estaba dejando que su ira y resentimiento controlaran su vida.
Algunos simplemente no pueden dejar atrás el pasado. O no pueden perdonarse a sí mismos, o no pueden perdonar a alguien más. Éste es un gran impedimento para la resistencia (Hebreos 12:15).
El perdón es fundamental en el Nuevo Pacto. “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32). Es por medio del perdón que podemos dejar atrás el pasado y seguir adelante con nuestras vidas, un componente esencial de la perseverancia.
9. Busque un régimen de ejercicios que pueda seguir.
Los científicos han encontrado que con el tiempo la reacción de una persona al estrés mejora por medio del ejercicio regular.
La Biblia no hace mención de este tema. Aunque la Biblia habla principalmente de lo espiritual, hay sugerencias para mantener la salud física. Pablo lo resume muy bien. “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:7-8).
10. Reconozca qué es lo que lo hace excepcionalmente fuerte —y apersónese de eso.
Los científicos tienden a señalar las fortalezas personales de un individuo como una clave para la resistencia. Estas fortalezas claramente pueden jugar un papel. “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).
Pero, ¿qué es lo que nos hace excepcionalmente fuertes? Abraham lo tenía. Moisés lo tenía. David lo tenía. Daniel lo tenía. Pedro lo tenía. Pablo lo tenía. La respuesta es la fe.
La perseverancia se desarrolla
Los científicos han llegado a la conclusión de que la resistencia, o perseverancia, no es un tipo de disposición o personalidad. Más bien, es un conjunto de habilidades que se pueden aprender, lo que hace posible no sólo soportar las pruebas sino también prosperar durante y después de ellas. Los estudios científicos han dado lugar a una serie de consejos de los expertos acerca de cómo aumentar este conjunto de habilidades.
Estas recomendaciones son generalmente congruentes con el principio bíblico de crecer hacia la perfección e incluyen muchos de los componentes fundamentales del cristianismo. Comenzando con el concepto básico de probar que la Biblia es la Palabra de Dios y vivirla, la lista incluye aprender de ejemplos bíblicos, autoexamen, arrepentimiento, perdón, oración, estudio de la Biblia, meditación, esperanza y fe.
La aplicación de estos principios puede tener un gran impacto en el éxito que tengamos en la conquista de nuestras pruebas y desafíos.
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