La vida puede ser frenética y agobiante. Éstas son cinco maneras de darnos un respiro, recargar energías y evitar el agotamiento.
¿Alguna vez ha visto a un hámster correr en su rueda de ejercicio? Estas pequeñas criaturas son capaces de correr frenéticamente por el equivalente a 8 km de distancia sin parar. Simplemente siguen corriendo cada vez más rápido, incluso cuando no llegarán a ninguna parte o si están completamente agotadas.
Hoy en día, muchas personas van por la vida de la misma forma. Algunos a menudo sentimos que estamos atrapados en una rueda de hámster, con la obligación de correr a toda velocidad cargando una pesada mochila de obligaciones profesionales, sociales y familiares.
Nos encantaría bajar de la rueda y descansar un poco, pero no creemos que sea aceptable. Así que seguimos corriendo, intentando hacer más cosas en el menor tiempo posible, pero sólo terminamos sintiéndonos más estresados y presionados al final.
Hasta caer rendidos
Correr sin parar no es bueno para nosotros. Muchos investigadores han encontrado que pasar demasiado tiempo sin suficiente descanso afecta negativamente nuestra salud física y mental, además de nuestras relaciones. En el mejor de los casos, este ritmo nos llevará al punto de sentirnos extenuados e irritables. Y eventualmente caeremos rendidos.
Dios no creó al ser humano para trabajar frenéticamente sin parar. De hecho, estableció el sábado como un día de reposo (Génesis 2:2) para que cada semana apartemos tiempo para acercarnos a Él y renovarnos físicamente. También nos diseñó con la necesidad de dormir cada noche para recuperarnos del trabajo diario. Y generalmente necesitamos renovarnos en otros momentos también, en especial si hemos estado bajo mucha presión.
Ninguno de nosotros tiene niveles ilimitados de fuerza y vigor. Nuestras luchas y desafíos diarios nos drenan la energía. Por eso necesitamos reponer nuestro cuerpo y nuestra mente con regularidad.
Cuando nuestra vida es agitada, podemos y debemos encontrar tiempo para descansar y recobrar energías.
Podemos recargar energías a través del descanso físico, pausas mentales (momentos en que dejamos de pensar en el trabajo), medios emocionales (tal vez una interacción positiva con alguien) o instancias de alimento espiritual.
Sin embargo, la realidad es que vivimos en un mundo muy demandante. Tal vez ya hemos minimizado lo más posible nuestras responsabilidades y compromisos y aún así tenemos un horario agotador. Probablemente, nuestra única opción sea subirnos a la proverbial rueda de hámster y correr frenéticamente. Tomar un descanso puede parecer una ilusión.
Cómo recobrar energías
Pero es sólo a través del descanso periódico que podemos cumplir efectivamente nuestros roles en la vida y evitar la ansiedad y el agotamiento. Incluso cuando nuestra vida es agitada, podemos y debemos encontrar tiempo para descansar y recobrar energías.
Las siguientes son cinco maneras de reponernos:
1. Conectarnos con Dios
No importa qué tan ocupados estemos, es importante que apartemos tiempo para orar, leer la Biblia y meditar en la Palabra de Dios cada día. Esto nos ayuda a pensar más como Dios, interiorizar sus preciosas verdades y acercarnos a Él. Dejarle nuestros problemas a Dios a través de la oración nos renueva (Salmos 55:22), mientras que preocuparnos nos deja sin energía.
Conectarnos con Dios es lo único que puede darnos el vigor espiritual necesario para enfrentar los desafíos diarios. Dios nos da descanso, nos renueva y nos fortalece si lo buscamos.
Es cierto que puede ser difícil encontrar tiempo para alimentarnos espiritualmente cuando estamos ocupados, pero es posible.
Muchos de mis amigos usan aplicaciones de la Biblia para leer mientras esperan en alguna fila. Otros pegan escrituras en la pared de su cocina para leer mientras preparan la comida. Yo, por ejemplo, tengo un CD de la Biblia en el reproductor de mi auto para escucharlo cuando conduzco por largas distancias.
Estas cosas no reemplazan un estudio profundo de la Biblia, pero sí pueden ayudarnos a permanecer enfocados en las verdades de Dios durante días excepcionalmente ocupados.
Y cuando llega el sábado, Dios nos ordena hacer una pausa en nuestras labores cotidianas. Debemos esforzarnos por guardar este día fielmente. Hacerlo nos provee de tiempo extra para leer la Biblia y orar, y también nos da la oportunidad de reunirnos con otros creyentes para convivir y escuchar la palabra de Dios, además de descansar físicamente.
Guardar el día de reposo fortalece nuestra relación con Dios.
2. Cuidar nuestra salud física
Para tener una buena condición física, necesitamos cuidar de nuestro cuerpo. Pero cuando nuestra vida es muy ocupada, a menudo nos vemos tentados a descuidar nuestra salud —justo cuando más la necesitamos.
Dormir es un método obvio de recargar nuestro cuerpo y nuestra mente. Los expertos generalmente recomiendan entre 7 y 9 horas de sueño diario para un adulto. Intente acostarse y levantarse a la misma hora cada día para mantener el ritmo de su reloj interno. Esto le ayudará a dormirse más rápido y tener un sueño más profundo.
Lleve una dieta balanceada y saludable que incluya granos integrales, proteínas magras y una variedad de frutas y vegetales. Esos alimentos incrementarán sus niveles de energía y harán que su cuerpo funcione mejor.
Ejercítese diariamente, aunque sea sólo por 20 minutos. El ejercicio incrementa la capacidad cognitiva, eleva y estabiliza el ánimo, y mejora la salud en general. Este punto es especialmente importante si permanece sentado frente a un escritorio o sedentario durante la mayor parte del día.
Puede levantarse de vez en cuando y saltar o correr en su lugar, hacer flexiones, estirarse, hacer una caminata rápida, trotar, andar en bicicleta o cualquier cosa que lo active. Cuando haya terminado se sentirá más enfocado y preparado para volver a sus proyectos.
3. Escuchar música edificante
La Biblia contiene muchas referencias positivas a la música y el canto —no sólo como un medio para adorar a Dios, sino también por su poder restaurador. Un ejemplo se encuentra en 1 Samuel 16, cuando el joven David (un talentoso arpista) tocaba música hermosa para el angustiado rey Saúl. La música de David “aliviaba” al rey (v. 23).
La música puede ser revitalizante de muchas maneras. A veces nos energiza o nos levanta el ánimo cuando estamos tristes. Otras veces, nos calma o inspira. Los himnos en particular pueden ser espiritualmente vigorizantes y enfocarnos en el camino de Dios.
Conozco familias que se reúnen alrededor del piano los viernes por la tarde para cantar himnos juntos y relajarse después de una semana ajetreada.
Lo importante es que la música que elija (tanto la letra como la melodía) sea verdaderamente edificante. Muchas canciones no lo son y de hecho nos harán sentir peor.
4. Darse “permiso” para descansar
Todos los días necesitamos tiempo para relajarnos. Esto es verdad ya sea que usted realice una gran cantidad de trabajo físico y se canse físicamente, o tenga un trabajo de escritorio y termine mentalmente exhausto. No necesita apartar demasiado tiempo para esto, sólo lo necesario para descansar y despejarse cuando le haga falta.
Si se encuentra en un ambiente de trabajo, tal vez puede cerrar su oficina o salir a su auto para cerrar los ojos y descansar unos minutos. Si está en su casa, busque un lugar acogedor y dese 15 minutos para reposar. Tómese un café, hojee una revista, juegue una partida de solitario o llame a un buen amigo (alguien que tenga un carácter animador) para conversar un rato.
Muchas veces, cuando no puedo avanzar mientras trabajo en un artículo es porque me encuentro agotada. Entonces, hago una pausa corta y cuando regreso, la “respuesta” acerca de cómo proceder aparece de repente.
Dejar de trabajar y relajarnos tal vez no siempre parezca lógico. A veces incluso puede parecer una pérdida de tiempo. Pero realmente tiene el poder de renovarnos.
5. Salir al aire libre
Haga sus pausas al aire libre siempre que pueda.
Haga sus pausas al aire libre siempre que pueda.
Yo vivo cerca de un lago y me encanta sentarme cerca del agua a escuchar las olas y las gaviotas, u observar un atardecer. Incluso cuando sólo tengo unos minutos para hacerlo, me resulta revitalizante.
Si vive cerca de un parque, un bosque o un sendero natural, salga a dar un paseo. O siéntese en su patio o terraza a observar la naturaleza. En una noche despejada, observe el cielo y las estrellas.
Según los estudios, exponerse al sol y al aire fresco reduce la ansiedad, disminuye los síntomas de la depresión, nos revitaliza mental y emocionalmente y mejora nuestra salud física.
Observar el mundo creado a nuestro alrededor, aunque sea sólo por unos minutos, puede ayudarnos a despejar la mente de las presiones de la vida y adquirir perspectiva. Esto fue lo que hizo el salmista cuando comparó la grandeza de la creación de Dios y la extensión del cielo con la pequeñez del ser humano (Salmos 8:3-5; 19:1; 104:1-35). Meditar en nuestro amoroso Creador y su maravilloso plan puede fortalecernos e inspirarnos.
El punto es que necesitamos renovarnos cada día. Aun cuando no estemos tan ocupados, necesitamos recargarnos a través de la oración, el estudio de la Biblia y una buena noche de descanso. Irónicamente, cuando nuestra vida se vuelve más ajetreada es cuando más necesitamos esta clase de renovación —y cuando más se dificulta hacerle un espacio en nuestro día a día. Aún así, debemos encontrar el tiempo para hacerlo.
Dios quiere que trabajemos duro, pero no quiere que caigamos rendidos. Necesitamos detenernos y salir de la “rueda del hámster” cuando estamos agotados. Debemos cuidar de nosotros mismos para permanecer vigorosos y cumplir adecuadamente los roles que Dios nos ha dado, glorificándolo y sirviéndole a Él.