De la edición Septiembre/Octubre 2020 de la revista Discernir

7 formas de mantenerse positivos en la adversidad

Cuando las cosas van mal, nuestros planes fallan y las personas nos decepcionan. ¿Cómo enfrentar la adversidad? Estos son algunos consejos bíblicos para mantenernos positivos.

Es fácil sonreír cuando todo va bien. Pero, lamentablemente, la vida no siempre sigue el curso que quisiéramos. Las decepciones y los contratiempos siempre serán parte del viaje.

Cómo manejar la decepción

A veces los contratiempos son temporales: fallamos en el trabajo o reprobamos un proyecto escolar, un amigo nos decepciona, no conseguimos el empleo que queríamos, o incluso, nuestros planes son truncados por el COVID-19.

Otras veces, nuestros problemas pueden ser más serios y tener consecuencias más duraderas:

  • Un accidente automovilístico que provoca discapacidades permanentes.
  • Un familiar diagnosticado con una enfermedad potencialmente mortal.
  • La noticia de que usted y su cónyuge no pueden tener hijos.
  • Un matrimonio que resulta no ser el cuento de hadas perpetuo que soñó.
  • Un hijo adulto que decide cortar relaciones con usted.

Sea como sea, cuando enfrentamos las adversidades de la vida, tenemos dos opciones. Podemos esforzarnos por mantener una mentalidad positiva y confiar en que las cosas saldrán bien al final, incluso si hay obstáculos en el camino. O podemos permitirnos caer en una mentalidad negativa, preocupándonos por todo lo que nos lastima e imaginando los peores escenarios posibles.

Proverbios 17:22 dice que “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos”. Las emociones positivas, como el contentamiento y el optimismo, pueden incluso mejorar nuestra salud y extender nuestra vida. Por otro lado, las emociones negativas como el pesimismo, la ansiedad y la desesperación, pueden debilitar nuestro sistema inmunológico, predisponiéndonos a enfermedades y envejecimiento prematuro.

Obviamente, lo conveniente es aprender a controlar nuestras emociones negativas y tener un enfoque positivo de la vida. Pero, ¿cómo lograrlo?

Más allá de los gurús de autoayuda

Muchas personas creen que es solo cuestión de “pensar positivo” y “eliminar los pensamientos negativos”. Numerosos conferencistas motivacionales y gurús de la autoayuda dicen cosas como: “si se mantiene positivo, las cosas buenas llegarán solas” y “si puede soñarlo, puede hacerlo”.

Nuestra cultura está saturada con la idea de que el “pensamiento positivo” es la clave del éxito.

El problema con este concepto es que le atribuye poderes casi místicos a nuestros pensamientos. Barbara Ehrenreich aborda este tema en su libro Bright-sided: How Positive Thinking Is Undermining America (Ver el lado bueno: cómo el pensamiento positivo está debilitando a los Estados Unidos).

Ehrenreich explica que una idea fundamental del pensamiento positivo es que “nuestros pensamientos pueden, de alguna manera misteriosa, afectar directamente el mundo físico. Los pensamientos negativos de alguna forma producen malos resultados, mientras que los pensamientos positivos se vuelven realidad generando buena salud, prosperidad y éxito... Se requiere de autoengaño deliberado, incluyendo un constante esfuerzo por reprimir o bloquear las posibilidades desagradables y los pensamientos ‘negativos’” (p. 5).

Es cierto que la Biblia nos anima a tener un enfoque positivo (Filipenses 4:8), y sin duda lo que dejamos entrar en nuestra mente puede afectar nuestro comportamiento. Pero el concepto del pensamiento positivo centrado en el ser humano es algo completamente diferente, e incluye algunas enseñanzas antibíblicas.

No podemos generar circunstancias agradables con sólo desearlas, tener buen ánimo, o pretender que nuestra situación es mejor de que lo que realmente es.

Una perspectiva verdaderamente positiva nace de un estado interno de paz y contentamiento, que a su vez proviene de nuestra relación con Dios y no depende de las circunstancias externas. Podemos permanecer positivos frente a las pruebas cuando entendemos que Dios las está usando para trabajar en y a través de nosotros.

Afortunadamente, la Biblia está llena de consejos para mantenernos positivos en medio de la adversidad. Veamos sólo siete de estos consejos bíblicos:

1. Poner la mirada en Dios

Hace poco hablé con una amiga que acababa de tener una cirugía por su cáncer. Ella conocía la gravedad de su situación. Sus cuentas médicas comenzaban a acumularse, no podía trabajar y su prognosis no era exactamente color de rosa. Pero ella permanecía animada y optimista.

Sus palabras no pudieron ser más certeras: “Al fin y al cabo, sé que estoy en las manos de Dios. Él es mi Padre y me cuida. Si tengo que luchar contra esta enfermedad, que así sea. Con la ayuda de Dios, saldré adelante”.

La base para tener una mentalidad realmente positiva es aprender a vivir de una forma agradable a los ojos de Dios, y luego confiar en la ayuda que Él promete darnos. Dios es nuestro proveedor y protector. Él es quien nos sostiene cuando nos hundimos en la desesperación y nos apoya cuando estamos débiles (Isaías 41:10). Es nuestro refugio, roca, fortaleza, libertador, fuerza, escudo, ayuda y baluarte (vea nuestros “Versículos bíblicos alentadores” para más detalles).

Debemos aprender a depender de Dios y buscarlo diligentemente a través del estudio de la Biblia, la oración, la meditación y el ayuno. Santiago 4:8 nos dice: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”, y en Salmos 50:15 leemos que, si buscamos a Dios cuando estamos en problemas, Él nos ayudará.

Nuestras fuerzas, recursos y habilidades humanos sólo pueden ayudarnos hasta cierto punto. Dios es el único punto de apoyo seguro que tenemos en esta vida, y la única fuente de ayuda en la que podemos confiar cuando las cosas se ponen difíciles. Cuando ponemos nuestra mirada en Él, podemos confiar en que cuidará de nosotros. Mientras más confiamos en Dios, más gozo y optimismo tendremos.

2. Ver los problemas como oportunidades de crecimiento

Durante la cuarentena del COVID-19 me di cuenta de que las personas que se mantuvieron positivas fueron aquellas que veían lo positivo que podía resultar de la situación. Esto es cierto incluso para personas que perdieron su trabajo, se enfermaron del virus, tuvieron que cancelar importantes eventos o quienes simplemente tuvieron que poner su vida normal en pausa.

Muchos de mis amigos me han dicho que ahora tienen más tiempo para orar, estudiar la Biblia y hacer ejercicio, o que han podido tener comidas en familias. Tener que quedarse en sus casas los obligó a reordenar sus prioridades y establecer nuevas rutinas constructivas.

Cuando el mercado bursátil se desplomó, una persona que perdió casi todos sus ahorros me dijo que le había servido para reflexionar acerca de dónde estaba poniendo su confianza.

Para ser realmente positivos, necesitamos enfocarnos en el “panorama completo” de Dios. Dios está llevando a cabo una obra a través de las dificultades que vivimos.Las adversidades pueden convertirse en oportunidades para acercarnos a Dios y crecer espiritualmente. Pueden ayudarnos a aprender a confiar en Él por completo, fortalecer nuestra dependencia de Él y aumentar nuestra fe. Podemos desarrollar paciencia, perseverancia y otras cualidades que Dios desea ver en nuestro carácter. (Descubra más en nuestro artículo “Las adversidades pueden ser bendiciones”.)

Nuestra parte es tener la mente abierta a las lecciones. Si no ponemos atención a lo que Dios quiere enseñarnos, nuestros problemas sólo serán fuentes de angustia y frustración.

Por otro lado, si el sufrimiento tiene un propósito, esto nos ayudará a tener una perspectiva realmente positiva.

3. Enfrentar lo negativo

Fingir que nuestros problemas no existen no los hará desaparecer. En Positively Powerless (Completamente incapaz), L.L. Martin explica que las emociones negativas, como el dolor y la tristeza, pueden incluso ser constructivas, motivándonos a hacer cambios importantes y ayudándonos a identificar el curso de acción que debemos tomar.

En su introducción, Martin escribe: “A veces la verdad duele. Nos condena. Tal vez nos humille y nos abra los ojos. Necesitamos más momentos como éstos de lo que nos gustaría admitir, para así crecer en la semejanza de nuestro Salvador”.

Si queremos aprender las lecciones que Dios desea enseñarnos, primero debemos ser conscientes de lo negativo en nosotros mismos y nuestras circunstancias. Ser realmente positivos implica hacer frente firme a las cosas negativas, con la ayuda de Dios. Si hacemos esto, nos acercaremos a Dios y tendremos más de la confianza y el gozo que sólo pueden provenir de Él.

Por supuesto, ser conscientes de lo negativo no significa obsesionarnos al respecto (ya que esto es malo para nuestra salud física, emocional y espiritual). Filipenses 4:8 —pensar en cosas buenas— debería describir nuestro enfoque general frente a la vida.

4. Rodearnos de personas que nos animen

La Biblia nos advierte: “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33). No podemos evitar ser influenciados por las personas con las que convivimos. Si pasamos mucho tiempo con personas negativas, terminaremos adquiriendo su enfoque. Debemos elegir como amigos a personas que tendrán un efecto positivo en nosotros.

Esto es especialmente importante cuando nos sentimos deprimidos. Necesitamos buscar personas espiritualmente maduras con quienes hablar; personas que sepan escuchar nuestras preocupaciones y nos ayuden a dirigirnos hacia las soluciones. Si no estamos pensando con claridad, una persona madura nos lo dirá, y también nos asegurará que contamos con sus oraciones. Cada vez que he tenido conversaciones como éstas, he terminado muy animada.

También puede ser especialmente animador hablar con personas que hayan pasado por lo mismo que nosotros. Saben lo que sentimos y probablemente puedan darnos consejos valiosos. Saber que alguien más ha estado en la misma situación que nosotros y ha salido adelante puede darnos esperanza.

Pero debemos ser oportunos. No comparta con alguien que está viviendo el mismo problema que usted; eso probablemente sólo hará que ambos terminen más afectados.

5. Ser agradecidos

Ser agradecido en medio de una prueba puede ser difícil. Pero la Biblia nos enseña: “Dad gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:18). Constantemente deberíamos recordarnos a nosotros mismos todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Esto nos ayudará a confiar más en Él, poner nuestros problemas en perspectiva y permanecer positivos.

Hace varios años, una amiga perdió su casa en un incendio. Prácticamente todo lo que su familia poseía se quemó. Pero la conclusión de mi amiga fue: “Mi familia y yo estamos bien, así que no puedo estar demasiado triste por nada”. Ella agradecía que su familia estuviera a salvo y eso la llenó de paz y contentamiento.

Debemos agradecer a Dios todos los días en nuestras oraciones. Algunas personas tienen un diario de gratitud donde escriben las cosas que agradecen cada día. No importa cuán desalentadora sea nuestra situación presente, siempre hay algo que podemos agradecer.

6. Enfocarnos en servir

Algo que me ayudó durante la cuarentena por el COVID-19 fue utilizar el tiempo extra que de pronto tenía para enviar tarjetas o cartas a amigos, especialmente si se encontraban solos o enfermos, y hornear para nuestros vecinos ancianos. Enfocar mi energía en hacer cosas para animar a otros me ayudó a dejar de obsesionarme con mis propios problemas.

Servir es una forma eficaz de animarnos porque implica hacer algo para ayudar a otros. Esto nos da un sentido de propósito y satisfacción, y algo positivo en qué pensar. Servir debería ser una parte integral de nuestra vida.

Dentro de lo posible, podemos servir invitando a alguien a cenar, escuchando con atención, cuidando el jardín de algún vecino, ayudando a un niño con sus tareas, visitando un hogar de ancianos, orando por quienes sufren, ofreciéndonos como voluntarios en alguna organización de servicio comunitario, etcétera.

7. Recordar el “panorama completo” de Dios

Cuando tenemos una perspectiva negativa, no es sólo porque nos estamos enfocando en lo malo de nuestra vida. También es porque estamos pensando demasiado en el aquí y ahora —toda nuestra atención está puesta en lo que nos decepciona, molesta o preocupa en el presente, mientras que nuestro entendimiento del plan de Dios, su futuro Reino y su propósito para nosotros, está fuera de nuestra perspectiva.

Para ser realmente positivos, necesitamos enfocarnos en el “panorama completo” de Dios. Dios está llevando a cabo una obra a través de las dificultades que vivimos (vea nuestro artículo en línea “A través de muchas tribulaciones”). Él es nuestro maestro alfarero y nos está moldeando para que seamos como Él, utilizando nuestras pruebas para darnos la experiencia, el carácter y la sabiduría que necesitamos para estar en su Reino.

Nuestro dolor es real y no necesitamos fingir lo contrario, como sugiere el movimiento del pensamiento positivo. Sin embargo, debemos poner nuestras dificultades en la perspectiva correcta e intentar ver nuestra situación desde el punto de vista de Dios.

El apóstol Pablo dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18). En realidad, nuestros problemas son intrascendentes cuando los comparamos con el futuro que nos espera en el Reino de Dios.

Es un hecho que ocasionalmente tendremos problemas y decepciones. La vida no siempre es agradable, y a veces hasta nos puede parecer cruel. Pero aún podemos estar gozosos, optimistas y positivos si ponemos la mirada en Dios, esforzándonos por seguir su camino de vida y poniendo nuestra esperanza en su futuro Reino.

Continuar leyendo

×

Suscríbase a Discernir

Ask a Question