En un mundo de confusión, con una crisis tras otra, el estrés y la ansiedad crecen. ¿Cómo podemos encontrar la paz mental cuando la vida parece impredecible y fuera de control?
Incluso antes de la pandemia de coronavirus y la crisis económica mundial que esto ha provocado, la vida para muchos era estresante e incierta. Pero al enfrentarnos a la embestida de un enemigo invisible y a medidas de emergencia sin precedentes, el nivel de ansiedad y estrés de todos explotó.
Así como los desastrosos huracanes, estas crisis han generado una serie de traumas para algunas familias y personas alrededor de todo el mundo.
Las crisis del 2020 se han comparado con algunas de las peores catástrofes de la historia, incluidas las guerras mundiales del siglo pasado. Se nos dice que las cosas nunca van a volver a ser iguales.
La sensación de pánico, la falta de control y la incertidumbre alimentan la preocupación y el miedo, la depresión y el abuso de sustancias. La angustia mental y la confusión disminuyen nuestra esperanza y paz mental.
La reacción natural al desastre
Los expertos reconocen que es muy probable que se manifieste angustia emocional en tiempos de trauma.
El CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, por sus siglas en inglés) dice: “Es natural sentir estrés, ansiedad, tristeza y preocupación durante y después de un desastre. Cada persona reacciona diferente y sus sentimientos van a ir cambiando con el tiempo”. Reconozca y acepte cómo se siente. Cuidar su salud emocional durante una emergencia le va a ayudar a pensar con claridad y a reaccionar ante las necesidades urgentes para protegerse a usted y a su familia”.
Pero enfrentar constantes oleadas de crisis hace que esto sea aún más difícil.
¿La nueva normalidad?
¿Tenemos que aceptar lo impredecible de nuestra época como la “nueva normalidad”? ¡Ciertamente no es normal! Y sus efectos no son saludables o sostenibles.
Entonces, ¿dónde podemos encontrar paz interior y serenidad durante los momentos de estrés e incertidumbre?
Encontrar la paz mental
¿Cómo podemos encontrar la verdadera paz interior? ¿Dónde podemos encontrar a alguien capaz de ayudarnos? ¿Alguien con el poder, la sabiduría y la preocupación por calmar las tormentas y darnos paz mental?
La historia de unos experimentados marineros que se enfrentan literalmente a una tormenta de viento nos ayuda a encontrar la respuesta.
Jesús y sus discípulos se disponían a cruzar el Mar de Galilea en una pequeña barca, Jesús estaba exhausto y se durmió mientras navegaban.
Mientras tanto, “Se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (Marcos 4:37-38).
Varios de los discípulos eran pescadores experimentados, y si pensaban que sus vidas estaban en peligro, seguramente lo estaban.
En lugar de sacar agua o prepararse para nadar, Jesús “levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Marcos 4:39).
Nuestro amoroso Dios que tiene el poder de crear la tierra, el mar y el viento, y de controlarlos, también puede calmar fácilmente las tormentas de preocupación, duda e incertidumbre que acosan nuestras mentes.
Nuestro amoroso Dios que tiene el poder de crear la tierra, el mar y el viento, y de controlarlos, también puede calmar fácilmente las tormentas de preocupación, duda e incertidumbre que acosan nuestras mentes.
William Barclay concluye su comentario acerca de esta escritura con: “Nos da la paz en las tormentas de ansiedad. El principal enemigo de la paz es la preocupación, la preocupación por nosotros mismos, la preocupación por el futuro desconocido, la preocupación por los que amamos. Pero Jesús nos habla de un Padre cuya mano nunca va a causar a su hijo una lágrima innecesaria y de un amor más allá, el cual ni nosotros ni aquellos a los que amamos podemos imaginar. En la tormenta de la ansiedad él nos trae la paz del amor de Dios” (Daily Study Bible, note on Mark 4:35-41 [Biblia de estudio diario, nota de Marcos 4:35-41]).
“La paz os dejo”
Durante la época más traumática de su vida, Jesús hizo una profunda y sorprendente promesa a sus seguidores. La noche antes de su arresto, juicio, tortura y crucifixión, dijo:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
Decir “shalom” —paz— era la forma común de decir hola o adiós, pero la promesa de Jesús significaba mucho más.
“La paz de la que Jesús habló no podía estar exenta de conflictos y juicios. El mismo Jesús había sido ‘turbado’ por la inminente crucifixión (Juan 12:27). La paz de la que habla aquí es la calma de la confianza en Dios. Jesús tenía esa paz porque estaba seguro del amor y la aprobación del Padre. Por lo tanto, podía seguir adelante y enfrentar la crisis sin temor o vacilación” (The Expositor’s Bible Commentary Abridged Edition, note on John 14:27 [Comentario bíblico expositor, edición resumida, nota acerca de Juan 14:27]).
Jesucristo hizo posible que sus seguidores compartieran esta poderosa paz interior siendo justos delante de Dios y confiando plenamente en su amor y cuidado.
Lo que ofreció fue una verdadera paz mental.
“El mundo sólo puede dar una falsa paz, que en su mayoría proviene de la ignorancia del peligro o de la autosuficiencia” (ibídem).
“Yo he vencido al mundo”
Más tarde, esa misma noche, Jesús añadió: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
El tipo de paz que Jesús ofrece no se encuentra en algún monasterio aislado del mundo, sino aquí mismo, en medio de los problemas e incertidumbres del mundo real.
“Jesús no ignora la prueba que los va a afectar tanto a ellos como a sí mismo, ya que eso es inevitable en un mundo apartado de Dios. Sin embargo, proclama la victoria sobre ella” (ibídem, nota acerca de Juan 16:33).
Incluso mientras los problemas giran a nuestro alrededor, podemos tener una verdadera paz interior. Jesús nos dio el ejemplo de sentir paz y alegría a pesar de las terribles pruebas. Él lo pudo hacer, concentrándose en su misión principal de cumplir el plan de salvación de Dios y en el resultado final, un Reino de Dios de paz. Él quiere que nos concentremos en la misión que nos ha dado y en ese maravilloso mundo que vendrá a su regreso. (Vea nuestros artículos en línea “4 maneras de encontrar gozo en las pruebas” y “¿Cuál es la misión de la Iglesia?”.)
“Por nada estéis afanosos”
El apóstol Pablo identificó la paz como parte del fruto en un cristiano arrepentido por medio de la obra del Espíritu Santo de Dios (ver nuestro artículo “El fruto del Espíritu: la paz”).
Pablo también describió los pasos que podemos dar para disfrutar de una paz que está más allá de nuestra comprensión total.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Cuando nuestras oraciones de respeto y fe incluyen peticiones (súplicas) y gratitud, Dios promete que nos da su paz.
William Barclay dice, “Pablo insiste en que debemos ser agradecidos por todas las cosas, tanto en las tristezas como en las alegrías. Eso implica dos cosas. Implica gratitud y también una perfecta sumisión a la voluntad de Dios. Sólo cuando estamos plenamente convencidos de que Dios está llevando a cabo todas las cosas en conjunto para bien, podemos sentir realmente esa gratitud perfecta hacia Él, que exige la oración con fervor” (Daily Study Bible, note on Philippians 4:6 [Biblia de estudio diario, nota acerca de Filipenses 4:6]).
La paz de Dios no sólo elimina la necesidad de la ansiedad y la impaciencia, sino que trasciende nuestro entendimiento.
William Barclay dice que esto “significa que la paz de Dios es tan preciosa que la mente del hombre, con toda su habilidad y todo su conocimiento, nunca puede producirla”. El hombre nunca va a poder elaborarla; sólo Dios la puede regalar. El camino hacia la paz es la oración para encomendarnos a nosotros mismos y a todos los que amamos las amorosas manos de Dios”.
Como dijo Pablo, la paz de Dios sirve como un soldado, protegiendo nuestra mente y nuestro corazón.
“En esto pensad”
Pablo continúa en el versículo 8 con un plan para dirigir nuestros pensamientos. Pensar en cosas positivas es otra clave para la paz interior.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Dejarle a Él nuestras preocupaciones
¿Qué tormenta está enfrentando? Déjele sus preocupaciones a Dios, pídale, con acción de gracias que le dé paz mental y le ayude a enfrentar los desafíos con fe y una actitud positiva.
Cuando Él dice: “¡Calla, enmudece!” los milagros suceden. Acepte esa oferta de la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Consejos prácticos para aliviar el estrés
Nosotros sentimos estrés naturalmente cuando nos enfrentamos a la confusión y al trauma. Los expertos señalan los beneficios que tienen para la salud las actividades que reducen el estrés como:
El ejercicio. Según Mayoclinic.org: “El ejercicio en casi cualquier forma puede servir para aliviar el estrés. Estar activo puede aumentar sus endorfinas y distraerlo de sus preocupaciones diarias”.
Disfrute de la creación de Dios. El psicólogo clínico Robert Puff aconseja: “Apreciar la naturaleza a diario es una de las actividades más benéficas que puede hacer para aumentar la felicidad y reducir el estrés. Aunque puede sentir que no tiene el tiempo suficiente durante el día, sólo requiere unos pocos minutos. Empiece con una caminata de cinco minutos al aire libre todos los días. Durante este tiempo, desconéctese de todos sus dispositivos electrónicos” (psychologytoday.com).
Pasar tiempo con una mascota. Incluso esto puede ser una combinación de los puntos anteriores. El artículo de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., “El poder de las mascotas” dice: “Nada se compara con la alegría de llegar a casa y encontrarse con un compañero leal”. El amor incondicional de una mascota puede hacer más que compañía. Las mascotas también pueden disminuir el estrés, mejorar la salud cardíaca e incluso ayudar a los niños con sus habilidades sociales y emocionales”.
Pase tiempo sin pantallas. “el uso frecuente de pantallas puede tener un impacto negativo en la salud mental”, escribe Nina Schroder en el sitio web de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales. “la investigación sugiere que menos tiempo en redes sociales conlleva a un mejor bienestar”.
¿Qué es lo que perturba su paz mental?
“Lo que más perturba mi paz mental son las redes sociales y el nivel de pánico y desinformación que veo. La solución, para mí, es pasar menos tiempo conectado a Facebook y más tiempo orando, estudiando y [estando] con mi familia”. —Juan
“Me siento más perturbada cuando permito que el miedo me separe de Dios. Tuve algunos traumas durante la infancia que me producen miedo, hasta el punto de buscar a Dios para que me ayude, pero mi miedo me mantiene separada de Él. Cuando me arrepiento de mis temores y permito que Él me ayude, siento paz”. —Raquel
“Mi paz mental a menudo se interrumpe cuando siento que no tengo la fuerza necesaria para llevar a cabo mis actividades. Con siete hijos adultos y 16 nietos, y otro en camino, es fácil que me desanime cuando no puedo estar ahí para todos cuando siento que me necesitan. Con frecuencia leo el libro de los Salmos para ayudarme a mantener las cosas en perspectiva. También escucho un sermón y me gusta tejer cuando estoy sola para calmar mi mente”. —María
“Saturar con demasiadas cosas mi espacio mental y mi energía... puede ser cualquier cantidad de cosas en este loco y distraído mundo. Mantener un horario saludable y una estructura firme y no permitir que nada desplace la oración y el estudio de la Biblia —independientemente de lo que esté sucediendo en mi vida— es muy importante para asegurar la paz mental. No importa lo que se dejó de hacer —ya sea lavar los platos o responder a un correo electrónico más de trabajo— dejar eso a un lado y hacer lo que es más importante tiene que ser la prioridad. Cada día que nos levantamos es una oportunidad más para poner las cosas de nuestra vida en el lugar correcto”. —Tommie
“Cuando mi paz mental se ve interrumpida, es porque [mi] relación con Dios está desequilibrada espiritualmente. Lo que normalmente significa que he permitido que algo en mi vida espiritual empiece a fallar: la oración, el estudio, el ayuno, la meditación”. —Alicia