De la edición Noviembre/Diciembre 2015 de la revista Discernir

La crisis migratoria ¿Qué significa?

La Unión Europea está actualmente enfrentando una catástrofe sin precedentes de inmigración. ¿Cómo cambiará esta crisis el futuro del continente?

Es muy raro que una sola imagen logre penetrar los medios de comunicación para estremecer y tocar el corazón. La desgarradora foto de un niño sirio de tres años que se ahogó en una playa turca fue puesta en los titulares de los periódicos alrededor del mundo, llamando la atención del mundo hacia la masiva y con frecuencia trágica crisis de inmigración que amenaza con sobrepasar la capacidad de Europa.

En una Europa con problemas la crisis de migración ha eclipsado otras preocupaciones. Existe el riesgo de que sucesivas olas de emigrantes fuera de control lleguen allí. Violencia en las fronteras, falta de una respuesta común y la inevitable pregunta de quién pagará, tienen a los estados miembros de la UE peleando para defender sus propios intereses, poniendo seriamente en riesgo una integración europea más profunda. 

Cerca de 400.000 emigrantes detectados han llegado a Europa este año, casi 216.000 más que todo el año pasado. Más de 3.000 han muerto o desaparecido en este viaje tan peligroso. Muchos más están en camino.

De acuerdo con un informe de un periódico italiano, citado el 18 de febrero de 2015 en el Daily Mail en el Reino Unido, ISIS planea instigar un flujo de 500.000 inmigrantes a Europa como una forma de guerra sicológica. También quieren usar el movimiento de los pueblos para traer a miles de sus seguidores a las comunidades europeas.

Sea este informe es preciso o no, el temor de que ISIS entre a Europa a través de miles de emigrantes es real.

¿Cuáles son las implicaciones y repercusiones potenciales de esta crisis creciente de inmigración? ¿Cambiará la cara y el futuro de Europa, debido a la caravana de personas que se dirige al norte?

La canciller alemana Ángela Merkel, batallando con una crisis humanitaria cuya escala y severidad no tiene paralelo desde la Segunda Guerra Mundial, dijo: “Lo que estamos experimentando ahora es algo que va a ocupar y a cambiar nuestro país en los años venideros… Queremos que el cambio sea positivo y creemos que podemos lograrlo”.

¿Por qué Europa y por qué ahora?

Europa es la región más cercana, próspera y accesible al Medio Oriente y al África. Algunos países del Medio Oriente han aceptado millones de refugiados pero ya están abrumados y les faltan recursos para aceptar más.

Un contraste claro es la postura de las prósperas naciones del Golfo, que no le han ofrecido la oportunidad de reasentamiento a sus vecinos y sobrinos.

La crisis que ahora embarga a Europa comenzó lentamente en el 2011 después de la fracasada primavera árabe, cuando los tunecinos arriesgaron su vida para cruzar el mediterráneo en desvencijadas embarcaciones de pesca para alcanzar la isla italiana de Lampedusa. La caída del régimen de Gadafi en Libia envalentonó a los desesperados africanos del Sub-Sahara a escapar de las playas de Libia en un peligroso pasaje, y en números más grandes aún.

A medida que se desintegraba el Medio Oriente y se incrementaban los controles de las fronteras, las cosas comenzaron a dar un giro. Los emigrantes comenzaron a utilizar unas rutas menos riesgosas y más baratas por los Balcanes, a través de Turquía y Grecia.

El punto máximo de emigrantes este verano coincide con un comentario oscuro en Twitter de una agencia gubernamental en Núremberg haciendo notar que el gobierno alemán se comprometió a que aceptaría todas las solicitudes de asilo de los sirios, sin importar cómo llegaran a su territorio.

Los tributos a la canciller alemana Ángela Merkel surgieron por todas las redes sociales árabes, llamándola “madre amorosa” y “mamá Merkel”. Pero la movida abrió una brecha al protocolo europeo existente y en esencia, abrió las puertas de Alemania. Los smartphones, las publicaciones en Facebook y la cobertura de los medios de comunicación de sus amigos llegando a Grecia o saliendo de los trenes en Alemania, ha inspirado a más emigrantes a correr a Alemania.

Una avalancha de personas amenaza el ideal europeo

El beneficio más preciado y la piedra angular de la integración europea está consagrado en el acuerdo de Schengen de 1985, que ofrece fronteras internas abiertas y le permite a las personas moverse de un país a otro sin mostrar documentos una vez que se está dentro de la UE.

Esto ha hecho que los miembros de la UE del Mediterráneo —Grecia, Italia (y en menor medida) España— y los países de tránsito como Serbia, Hungría y Eslovenia, luchen tratando de controlar las fronteras, registrando y tomando las huellas de los que buscan asilo, así como un refugio y alimento.

La guerra civil en Siria ya ha aniquilado a 250.000 personas y ha desplazado a la mitad de la población, haciendo que uno de cada cinco sirios (cuatro millones de personas) huyan del baño de sangre de su país. Si el régimen del cruel Assad llegara a caer en manos de los jihadistas de ISIS, entonces millones más de alauitas y cristianos se unirían al éxodo.

Si bien la inmensa mayoría de emigrantes son musulmanes, no todos los refugiados son de Siria. Aprovechando la crisis, hay emigrantes de otras naciones, desde Pakistán hasta África del norte. De acuerdo con las Naciones Unidas, solo el 53 por ciento de los emigrantes son sirios; el Daily Telegraph cita cifras tan bajas como 40 por ciento.

La distribución demográfica de los emigrantes es reveladora. En lugar de familias que huyen de la persecución, la mayoría son hombres jóvenes que huyen de la guerra o la pobreza.

Cuatro décadas de guerra y la partida de América de Afganistán e Irak, han traído más violencia sectaria y asesinatos por venganza, llevando a muchos a la puerta de Europa. Y la actual desesperanza que invade a África, llena de enfermedades, de megápolis marginales, azotada por regímenes corruptos y tiranos, también hacen parte de la situación.

El ministro húngaro de relaciones exteriores y comercio, Peter Szijártó, describió francamente la crisis en unos comentarios en el Hungarian Times: “Es un autoengaño llamar esta situación como una crisis migratoria. Es una migración masiva de naciones, con reservas inagotables”. Él predijo que la crisis continuaría por años y podríamos ver una asombrosa cifra de 35 millones de emigrantes que se dirigen a Europa.

Otros policías expertos en inmigración anticipan números aún más grandes de refugiados. Según Mark Krikorian, director del Centro de Estudios de Inmigración en Washington, D.C.: “Hay cientos de millones que van a afrontar el viaje —así tengan trabajos esperándolos o no—  para asegurar que sus hijos crezcan en Alemania, Francia, Inglaterra o Suecia en vez de en Siria, Chad, Afganistán o Mali. Lo que estamos viendo es la vanguardia de esos millones, que llaman la fanfarronada de Europa” (“Donde no hay fronteras, las naciones perecen”, National Review, 1 de septiembre de 2015).

Destino: Alemania

Aún más que otras economías europeas del norte tales como Suecia y el Reino Unido, el rico coloso Alemán se ha convertido en un imán para los emigrantes. Las personas que se registran en busca de asilo, tienen alojamiento y alimento, les ofrecen atención médica, tienen sus hijos en la escuela o se los cuidan y aun pueden aplicar para tener dinero de bolsillo.

Se espera que 800.000 personas apliquen para asilo en Alemania este año (lo que corresponde a un uno por ciento de la población alemana), y están considerando aceptar otros 500.000 anualmente en los próximos años.

Si Alemania todavía tuviera una economía sólida y un crecimiento demográfico, podría absorber el flujo de personas. Pero no es así. Si bien el desempleo alemán aparece bajo (4,7 por ciento), la economía está creciendo ahora a un ritmo muy pequeño del 1,6 por ciento anual. Para el resto de Europa, la capacidad de absorber la afluencia de refugiados es aún peor.

Para Alemania, la empatía y la culpa por el pasado nazi de la nación no son los únicos incentivos del gobierno (aunque esto no se aplica a todos los alemanes) para darle una bienvenida entusiasta al flujo de extranjeros que huyen de la violencia en su tierra natal. Berlín necesita reemplazar sus trabajadores. Por tener la tasa de nacimientos más baja del mundo, Alemania se está encogiendo rápidamente. De acuerdo con las tendencias demográficas actuales, ese decrecimiento hará que la población pase de 81 millones actuales a 68 millones en las próximas décadas.

Según el columnista Rich Lowry: “Lo que Alemania está proponiendo es asumir un gran experimento social y demográfico, con la rápida y masiva importación de los emigrantes musulmanes a una nación con una población que está envejeciendo rápidamente” (“La crisis de refugiados está descubriendo la locura de Europa”, New York Post, 8 de septiembre de 2015.)

Un posible retroceso

Con el número de musulmanes incrementándose rápidamente en Europa, las naciones europeas del oriente y el centro están preocupadas. Su negativa a aceptar los refugiados sirios gira alrededor de las preocupaciones acerca de la integración de cifras masivas de emigrantes, étnica, cultural, religiosa y lingüísticamente diferentes. En agosto, el gobierno eslovaco, dijo que sólo aceptaría cristianos de Siria porque “en Eslovaquia no tenemos mezquitas”, según el vocero del departamento de defensa.

Aún más allá de la amenaza de las semillas del terrorismo inspirado en ISIS, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, advirtió de la amenaza hacia el “carácter cristiano de Europa” porque “todo lo que está ocurriendo delante de nuestros ojos amenaza con traer consecuencias desastrosas para toda Europa”.

El político ultraderechista danés, Geert Wilders, llamó al movimiento de emigrantes la “invasión islámica”, algo que “amenaza nuestra prosperidad, nuestra seguridad, nuestra cultura e identidad”.

El ex presidente francés Nicolás Sarkozy se enfocó en los factores económicos. Él describió como una “locura” la idea de “tomar miles de docenas de emigrantes para los que no hay trabajo en Europa”. Con una tasa de desempleo que excede 10 por ciento, Francia ya tiene grandes problemas con la asimilación de los emigrantes musulmanes. Es probable que un brebaje tóxico de resentimiento se desarrolle en naciones tales como Italia, donde la tasa de desempleo para los jóvenes ya está por encima del 40 por ciento.

¿Impulsarán las preocupaciones de inmigración en Inglaterra su partida de la UE?

El primer ministro británico David Cameron recientemente destinó 100 millones de libras como ayuda para la crisis, haciendo que la contribución total de Inglaterra alcanzara mil millones de libras. Pero el Reino Unido se ha opuesto a los intentos de los diplomáticos en Bruselas de ordenar una cuota para redistribuir entre cada miembro de la UE la carga relacionada con el reasentamiento de 160.000 de los que buscan asilo.

En julio y agosto, el señor Cameron se tuvo que enfrentar con la cobertura casi diaria que la prensa le dio a la ola de emigrantes que asaltaban vehículos en el puerto de Calais en el Canal de la Mancha en un intento por entrar a Inglaterra a través del Eurotúnel. Todo esto ocurrió cuando él se estaba preparando para negociar unos términos más favorables para el Reino Unido dentro de la UE. La respuesta de la UE desempeñará un papel en los resultados del referendo anticipado en Inglaterra a finales de 2017, para saber si se quedan o no en la unión. Las imágenes de Calais y los miedos de Inglaterra de verse inundados por nuevas llegadas —culpando a la UE— hizo que la posibilidad de que Inglaterra saliera de la Unión fuera más fuerte.

Lo que pasa en el Medio Oriente no se queda allí

Los diplomáticos en Bruselas no han sabido cómo responder adecuadamente a la situación. Estados Unidos ha tomado la iniciativa en crisis anteriores en el Medio Oriente, pero la política actual de Washington de “liderar desde atrás” ha dejado un vacío de liderazgo en la región.

Según el profesor de asuntos exteriores, Walter Russell Mead: “Con frecuencia Europa parece no saber hacia dónde se dirige, a favor de qué está la civilización occidental, o aun si puede o cómo debería ser defender su postura” (“Las raíces de la crisis migratoria”, The Wall Street Journal, 11 de septiembre de 2015).

Las fronteras de Europa han colapsado, las posibles olas de emigrantes son tan gigantescas que los líderes europeos están contemplando ahora alternativas diferentes a las cercas y a los campos de procesamiento. Tal vez ellos decidan afrontar más efectivamente la fuente del problema, en vez de tener que afrontar las consecuencias.

El columnista de asuntos exteriores, Brete Stephens, escribió: “súbitamente hay conversaciones en Europa acerca de utilizar el poder militar para establecer áreas seguras en Siria, que contengan el éxodo de los refugiados”.

Según Stephens: “Europa y aun Alemania no tienen opción, excepto reconstruir su inmenso poder militar y usarlo en contra de la desintegración de sus vecinos” (“Adiós a la era de no cercas”, The Wall Street Journal, 7 de septiembre de 2015).

Así, tal vez la explosiva crisis de los refugiados pueda ser una oportunidad para que haya una intervención europea directa en el Medio Oriente. El escenario para el “tiempo del fin” bíblico, con el rey del sur y el rey del norte, ya se está preparando (Daniel 11:40).

¿Hay alguna buena noticia?

Tan impactantes como sean los trágicos eventos que se están desarrollando en el Medio Oriente y Europa —y lo que ellos representan para el futuro— la Biblia tiene un mensaje de buenas noticias para aquellos dispuestos a “velad, pues, en todo tiempo orando”, con el propósito de discernir “las señales de los tiempos” (Lucas 21:36; Mateo 16:3).

Usted puede aprender más acerca de las buenas noticias de un mundo mejor, libre de violencia y pobreza desesperanzadora, en nuestro folleto gratuito: El Misterio del Reino.

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